LA ELECCIÓN DIVINA

¿Qué es la elección para salvación?

El término elección o elegido aparece varias veces en el nuevo testamento en el antiguo testamento este término que usa con relación a Israel únicamente, pero en el nuevo testamento tiene una aplicación universal Romano. 9:11; 2 P. 1:10.


Otro término que puede considerarse gemelo a este es predestinación para entender exactamente estos términos, sin lugar a errar, es necesario mirar con cuidado como expone el apóstol Pablo estos conceptos en sus epístolas Romano. 8:29.

El término escogido es muy frecuente en los escritos de Pablo, en las otras epístolas y también en los sermones de Cristo. Estos términos para el creyente ofrecen sabor a ternura y seguridad de parte de Dios a los que se han allegado a él para creer y ser salvo en la bendita obra de redención hecha en la cruz por Cristo Ef.1:3-11.

El concepto que encierran estas tres palabras las hallamos expresados en otros términos y que equivalen en su significación doctrinaria al mismo pensamiento debemos definir sin embargo claramente en qué sentido esta usado este término y cuál es su alcance doctrinario con relación a la vida de los creyentes con relación directo o indirecta a los pecadores en General con relación a la gracia y justicia divina.

Según lo que Cristo estableció en Juan 3:16 la salvación es para todo aquel que en él cree. Pablo expone la misma línea doctrinaria respecto de la salvación estableciendo y enfatizando el principio de que Dios no hace acepción de persona Hechos 17:30; Romano. 1:16; 3:22

En todas sus epístolas el apóstol defiende celosamente la justicia divina en sus acto con relación al hombre y a todas sus criaturas no permitirá por nada acusar a Dios de injusticia en cuanto a otorgar misericordias o hacer Justicia administrando castigo o condenación eterna a los incrédulos y rebeldes, contra los cuales usa términos más despectivos y condenatorios Romano. 1:18-32; 2:1-16; 1Tim.4:1-5; 2Tim. 3:1-9,13; Tito 1:10-12,16.

Sin embargo tenemos por delante una aparente contradicción salida de la misma mano del apóstol Pablo Romano. 9:11-18.

Con respecto del desechamiento de Esaú el hijo predilecto de Isaac, y la elección de Jacob el hijo menor, el cual llegó a ser amado de Dios y elegido para siempre como padre y fundador del pueblo elegido en cuanto le correspondía ser el sucesor de Abraham y de Isaac, y esto no sólo que desecho a Esaú sino que le aborreció ¿cómo se reconcilia este pensamiento, este proceder divino, y esta actitud aparentemente tan cruel con la gracia y justicia divina? Gen.28:13-15; Romano. 9:13.

Pero aún más hace extensivo este modo de actuar de Dios para con todo en el mundo, cuando dice, no depende del que quiere ni del que corre, sino de quien Dios tiene misericordia Romano. 9:16, y dice más todavía, de quien quiere tiene misericordia y a quien quiere endurece. Y el verso 14 asegura que no hay injusticia en Dios, ¿Cómo se reconcilian estas líneas de aparente contradicción? Dios endurece al que por sí mismo desea endurecerse, por su orgullo, arrogancia y actitud despectivas hacia Dios.

La Elección Divina

Y se menciona a Faraón rey de Egipto este monarca soberbio y altanero no quiso reconocer al Dios del cielo. Primero estaba imaginariamente impresionado, pero luego aquella pasajera impresión desapareció por las engañosas señales de los encantadores del país. Faraón desprecio el mensaje de la oportunidad que se le daba de llegar a convertirse al verdadero Dios y desprecio la salvación de su alma y la de su pueblo.

De la misma manera actúan las personas frente al mensaje del evangelio. En todos los tiempos fue así, y de la manera que Faraón fue endurecido así también lo son los incrédulos y toda forma de desprecio al evangelio Salvador de Cristo. Se glorifica a Dios en el endurecimiento de ellos, cuando

los destruye. La destrucción la buscan ellos mismos, Faraón Rey de Egipto busco sólo su propia muerte. Ya endurecido su corazón no pudo razonar ni reflexionar y torpemente se metió tras los israelitas sin mirar el peligro que tenía encima, de la misma manera los enemigos del evangelio se destruyen solo después de haber endurecido sus corazones hacia Dios Éxodo 14:26

¿Cómo hace Dios para endurecer el corazón de tales persona como en el caso de Faraón? Esto tiene una explicación muy sencilla. Si una persona rechaza y blasfema al Dios del cielo y se niega reiteradamente a obedecer el espíritu de Dios le abandona después de haber luchado mucho para que le obedezca. Cuando el espíritu Santo le abandona Satanás entra con sus huestes a morar dentro del corazón de esa persona y su corazón queda duro como la piedra, frío e insensible Mt. 12: 43-45 sabemos por las enseñanzas entregadas por el Señor Jesús que el único que convence y redarguye al pecador es el Espíritu de Dios y si le abandona aquel pecador no puede arrepentirse por sí solo tal es el endurecimiento de Dios para esta clase de gente Juan 16:8 este principio de justicia en Dios no puede haber otro, puesto que el hombre elije su propio destino y determina por sí mismo, con justo derecho su comportamiento hacia Dios y hacía su propia alma. Es un hecho manifiesto y cotidianamente conocido que el hombre endurece su propio corazón caprichosamente, rechaza la salvación como si quisiera hacerle un gran daño tercero y no sabe cuánto daño se hace así mismo Hebreo 4:7.

El propio hombre endurece su corazón apartándose de Dios, Dios sólo se retira a la hora cuando no hay más esperanza con las personas, y estos lo echan de si endurecidos por completos. No se endurece Dios contra el hombre sino el hombre se endurece contra Dios Hechos 19:9,23.

La misericordia de Dios estuvo sobre Faraón en Egipto por medio de Moisés y Aarón con señales grandes pero éste las rechazó deliberadamente. Finalmente este monarca se lanzó con su ejército a una persecución suicida en la cual pereció con todas sus huestes.

¿Será Dios culpable de tales hechos? Romano. 9:14 en nuestros días tampoco Dios es culpable del endurecimiento de muchos, miles en cada minuto a través del mundo porque a través de toda la tierra salió su voz haciendo el llamado A venir a la salvación Salmo 19:4 Lucas 14:21-24. Dios en su infinita sabiduría sabe conocer desde antes que los hombres vengan a este mundo y a cada uno, y sabe la actitud que asumirán hacia él. Sabe Dios conocer a los suyos y los que van a creer en él y a los que le han de rechazar. Dios se glorifica en aquellos que le reciben y le adoran y también se glorifica en los que le rechazan y blasfemaran 2Tim. 2:19; Juan 12:48.

La Elección Divina

Como en el caso de judas. Nunca Judas se convirtió porque no entendió debidamente las cosas eternas y siempre estuvo mirando a su alrededor y no hacia arriba pese a que vivió tres años junto al más Excelso de los maestros. Viviendo junto a la salvación misma. ¿Por qué Judas no se convirtió como sus compañeros discípulos?, no recibió él las mismas enseñanzas que ellos, de la misma boca de Jesús. Sin embargo Dios se glorificó en ambos, y tanto Faraón rey de Egipto como Judas alzaron su mano contra Dios.

La frase a quien quiere endurecer endurece significa que él quiere endurecer al que ya ha endurecido su corazón contra Dios para no recibirlo en cambio Dios tiene misericordia del que se humilla para creerle y para arrepentirse Isaías 57:15. Dios quiere endurecer a los soberbios y a los impíos y en ellos se glorifica en castigar duramente su rebelión Isaías 66:1,2; 47:10, 11, 14,15.

Pero se gozará el Señor tiernamente cobijando a los que le aman y se someten a él como su señor y le dan honra y gloria Isaías 62:5. Pero los indiferentes y escépticos, incrédulos, rebeldes y apóstatas serán desechados Malaquías 4:1.

Por un lado está el deseo intenso y ardiente de Dios que todos sean salvos y vengan a él, pero por otro está también la imposibilidad de recibir a quienes quieren venir a su propia manera, y no entrar por la puerta estrecha que es la única manera de ser salvo nadie quiere venir arrepentido y nacer de nuevo. Esto imposibilita a Dios para haber realizado su gran deseo de que todos sean salvos 1 Tim. 2:4.

Muchos se rebelan contra este principio de justicia de Dios porque no conocen la soberanía y el derecho que él tiene sobre todo los hombres. No reconocen además la gran ofensa que el hombre hace con rechazar su ofrecimiento de reconciliación con el hombre. No reconoce la grandeza y sacrificio que hizo Dios para salvar lo que se había perdido Lucas 19:10. La sangre de Cristo y su muerte en la cruz para ellos son como una novela nada más Mateo 26:28.