LOS MINISTERIOS DEL ESPIRITU
02I Corintios 12:5.
El Espíritu Santo como administrador General de la evangelización del mundo y de la salvación de los hombres, designa a los ministros y servidores para este plan divino. Los ministros son designados por el Espíritu y también son enviados por él mismo. Hechos 13:2.
Los ministros designados para este trabajo a la faz del mundo o en un circuito limitado y local, o en cualquier lugar determinado en el mundo, se eligen de entre las personas que Dios ya ha elegido de antemano, vale decir, de antes que haya nacido a este mundo. Isaías 49:1. Gálatas 1:15.
Los ministros son elegidos para diferentes vocaciones. Las personas elegidas deberán haber nacidos dotados de ciertas capacidades naturales, para desempeñar ese ministerio designado.
El Espíritu Santo dotara a cada ministro llamado con las capacidades que correspondan a su trabajo, para desempeñar a la faz del mundo en pro del hombre perdido. Le dotará de aquellas capacidades necesarias para el trabajo específico y esto a tono con las capacidades naturales ya existentes en su corazón. Para ejemplo citaremos algunos hechos.
Dios ha hecho nacer para maestros y enseñadores de la palabra de salvación a los fieles. Al hombre elegido para ser enseñador, le serán dadas las capacidades propias de su oficio, pero sobre la base de su propia estructura natural, como son: una mente capaz de asimilar y una memoria muy desarrollada para el aprendizaje primero y para enseñar después. Dios lo dotó antes de nacer con aquellas capacidades naturales.
También es cierto que todos los ministros no desempeñarán un oficio múltiple, aunque el apóstol Pablo sea una excepción a esta regla. Cada ministro es llamado para desempeñar un ministerio específico. Hechos 9:15.
Los ministros son elegidos y enviados bajo la exclusiva responsabilidad del Espíritu Santo en persona. La iglesia y el conjunto de hermandad respaldarán humanamente para su sostén y organización práctica. Aunque la elección y su vocación son divinas, no puede prescindir de los recursos humanos, para el buen desempeño de su ministerio, es la mejor forma posible. I Corintios 9:7,14.
El mismo Jesús es un ejemplo de esto, estuvo sujeto a las circunstancias humanas y materiales de su vida terrenal. Según sean las necesidades Dios puede hacer grandes milagros, para ellos aún en las necesidades más elementales. Tenemos ejemplo de estos hechos en las Sagradas Escrituras, el profeta Elías no tenía un hogar, Dios envió a los cuervos para que lo alimenten mientras fue necesario. I reyes 17:6.
El alimento dado fue de tal poder nutritivo que pudo caminar 40 días con esa fuerza. Para decapitar a los sacerdotes de Baal, fue necesario darle una fuerza sobrenatural hasta acabar con su acción justa y en obediencia a Dios. I Reyes 18:40.
De la misma manera sucedió con Jonás, el Espíritu de Dios preparó lo sobrenatural, para sustituir lo limitado de los recursos humanos. De la misma manera sucedió con el evangelista Felipe, que para trasladarse el Espíritu Santo lo llevó físicamente, sobre la superficie del suelo hasta El lugar en que él lo necesitaba en el desempeño de su ministerio. Hechos 8:39,40.
Los ministerio que reparte el Espíritu Santo están mencionados en I corintios 12:28. Efesios 4:11. Esto ministerios son calificados por categorías, no exactamente en jerarquías pero las categorías son distinguidas claramente, no en señorío y mandó exactamente, sino en un espíritu de sumisión absoluta a Dios. La grandeza de los ministros es debido a la grandeza de su vocación y del oficio desempeñado en obediencia a la voluntad de Dios, y no a la grandeza personal.
APOSTOL
Hay ministros a nivel universal y local. La más alta categoría es la de apóstol, porque ellos son designados por la persona misma de Cristo. A los apóstoles los eligió Cristo personalmente y les destinó al trabajo y base de la iglesia. Mateo 4:18-22.
Hay doce apóstoles contando a Pablo, que fue elegido posteriormente en lugar de judas el cual se perdió. Esos doce primeros, no pueden repetirse en el mismo y exacto orden. No puede ponerse nuevas bases a la iglesia, como fundamento simbólico, como los doce primeros lo fueron. Apocalipsis 21:14.
Sin embargo hay un apostolado permanente para los fines que Cristo los desee y para hacer la obra de cimentar el evangelio de Dios sobre la tierra, como reino de gloria, hasta la venida del hijo de Dios. El apóstol es llamado en forma personal y directamente de la boca de Dios y visible físicamente hablando.
EL EVANGELISTA
La siguiente categoría es la del evangelista. El ministerio del evangelista es exclusivamente para la predicación en gran escala, a nivel universal o nacional. El ministerio del evangelista es de grande responsabilidad para sembrar la buena semilla sobre las cuatro clases de terrenos. Mateo13:1-9,18-23.
El evangelista debe ser lleno del poder de Dios, para realizar este ministerio tan grande y gigantesco. No es evangelista el que sale a realizar campaña de evangelización, sólo por el hecho de salir, sino cuando el Espíritu Santo lo ha enviado y entonces sí será efectivo su ministerio.
Deberá de ser capacitado, con capacidades naturales para hacer idóneo. Las capacidades naturales que debe tener el evangelista, para realizar un evangelismo realmente divino, son: primeramente el dinamismo, ambición por las almas perdidas, salud compatible con su ministerio, etc. Sobre estas capacidades vienen las divinas y los dones indicados para un efectivo ministerio.
Estos dos ministerios son a nivel universal. Los apóstoles deben promover la base doctrinaria y establecer los principios rituales y la marcha en todo sentido del reino de Dios. Ellos eran responsables de estructurar, el cuerpo mismo de la iglesia en su forma terrenal. Los apóstoles son una autoridad en lo administrativo.
Los evangelistas por su parte son para promover la evangelización del mundo a nivel de multitudes y promover a la vez los grandes avivamientos. El evangelista es aquel que está directamente sujeto a la persona del Espíritu Santo y dirigido de él, para trabajar efectivamente y no ser abandonado de Dios.
LOS PROFETAS
I Corintios 12:28- Efesios el 4:11.-
Este ministerio fue desempeñado a nivel nacional en Israel. Los profetas del antiguo testamento estuvieron cerca a la persona de los reyes, para desempeñar su oficio sagrado. De ellos, los profetas, oían los reyes la palabra de Dios, de aliento, exhortación y fundamento del reino todo en lo espiritual y doctrinario.
Los profetas del antiguo testamento se ocuparon del presente y del futuro nacional y mundial. Ellos delinearon el curso de la historia de las naciones para todos los tiempos hasta el fin del mundo.
Los profetas del antiguo testamento escribieron gran parte de todas las revelaciones dadas de Dios en sus bocas. Fueron escritas solamente aquellas que eran necesarias para el mundo y para Israel.
Las profecías hacia el futuro son una relación con los acontecimientos en las naciones gentiles, de Israel y todas enlazadas con la persona del mesías, que había de venir.
Del Mesías, o más claramente hablando de la persona de Cristo que había de venir a redimir al mundo y a Israel, lo podían describir tanto como nosotros, porque fueron muy profusas y abundantes las profecías dadas acerca de él. La persona y obra de Cristo, era conocida hasta en sus más ínfimos detalles por los profetas del antiguo testamento. Así por ejemplo, en los salmos se dan detalles de los sufrimientos de Cristo que los evangelios callan.
El profeta Isaías hace mención, de lo que se comía en la casa de José y María. Isaías 7.15. El profeta también nos dice en la forma que Jesús fue educado, y que al Señor le mesaban la barba. Isaías 50:4-6. Jeremías describe la visita de María a Elizabeth en las montañas de Judea y hace referencias a la alegría en tan alto grado que fue expresada en danza. Jeremías 31.13, 14. Hace mención de las personas que allí estaban reunidas y se refiere al sacerdote Zacarías, que estuvo satisfecho al saber que ya el Mesías había sido concebido de María, por lo tanto la esperanza estaba ya sobre ellos cumpliéndose. Todas estas y muchas otras están mencionadas en las profecías del antiguo testamento, y muchas de estas cosas no están mencionadas en los evangelios.
El ministerio de los profetas del antiguo testamento fue intenso y conmovedor. Profetizaron en medio de un pueblo que siempre estuvo en rebelión. Ellos estuvieron en la época de decadencia de Israel, en lo espiritual y luego como consecuencia y resultados de su decadencia espiritual vino en lo social, económico y político.
Los profetas fieles a Dios vivieron siempre en zozobra y llevar una vida austera en su comportamiento. Eran personas llenas del Espíritu de Dios. Fueron perseguidos y una gran parte de ellos, pagó con su vida la fidelidad a Dios.
El cúmulo de profecías escritas, sirven de base para la vida evangélica, tanto entre los fieles más modestos como para los grandes siervos de Dios. Un estudioso tendrá un estudio práctico para el buen entendimiento del plan de redención en Cristo. Efesios 2.20.
Los libros proféticos están de actualidad en pleno siglo xx, y a pesar de los siglos, ellos siguen siendo nuevos y coincidentes con las doctrinas de Cristo, tanto para la vida cotidiana de los fieles, como para el entendimiento de las doctrinas del nuevo testamento. Mayormente son necesarias para el buen entendimiento de las profecías sobre los acontecimientos de la segunda venida de Cristo y el curso de la historia después del arrebatamiento. Los libros proféticos nos dicen incluso la forma en que se desarrollara el milenio, reino de paz establecido por Cristo mismo en persona, cosa que en el nuevo testamento no lo tenemos. Isaías 11:1-11; 35:1-10; 65:17-25.
En los libros proféticos están anunciados los acontecimientos ya cumplidos acerca del Mesías, Cristo Jesús. Ellos anunciaron que habría de nacer de una virgen y al tiempo señalado por ellos y el lugar mismo, fue nacido Jesús. Isaías 7:14. ; 9:6.7. Ellos, los profetas anunciaron el ministerio de Cristo en la tierra, lleno y rebosante de sabiduría. Isaías capítulo 61. Ellos, también anunciaron los sufrimientos a que fue sometido por causa del hombre y su redención. Salmo 22. Isaías 53.
Los profetas del antiguo testamento, anunciaron su segunda venida en gloria desde los cielos, para llevar a su pueblo redimido, la iglesia. Anunciaron que en su venida habría de castigar al mundo y destruir el imperio del mal sobre la tierra. Daniel 7:13.14.
Ellos, anunciaron la presencia de un personaje maligno, en gran manera, que haría su aparición en los tiempos. Estas profecías están confirmadas profusamente en apocalipsis por las visiones de Juan. Daniel 7. Apocalipsis 13.
En la iglesia es necesaria la presencia de los profetas para la comunicación y el querer divino para su pueblo. El Espíritu Santo debe hablar por ese conducto para la edificación, consolación y exhortación de sus fieles. A través de los profetas El Espíritu Santo comunicará la voluntad de Cristo para su pueblo, es necesaria la profecía para mantener ardiente el Espíritu de Cristo dentro de los corazones de los redimidos. Proverbios 29:18. I Corintios 14:1. I Tesalonicenses 5:19,20.
El Ministerio de los profetas está vigente conforme a la palabra de Dios. El ministerio de los profetas terminará cuando venga lo que es perfecto, esto es, en la segunda venida con el rapto de la iglesia. I Corintios 13:8.
Los profetas del presente también anunciarán aquellas cosas que están por venir y que atañen a la iglesia directa o indirectamente, estos acontecimientos pueden anunciar un suceso respecto de la congregación local, nacional o mundial, como también respecto de una persona en particular
El ministerio de profecías no es confines administrativos, no es el profeta para mandar dentro de los asuntos directivos de la iglesia local ni en General, si bien es cierto que podrá colaborar en forma armónica con los que administran, y no para que haya confusión y se destruya la obra de Dios.
Los que ejercen el ministerio de profecías, deben estar sujetos como todos los demás creyentes, a la autoridad del que administra, y qué hace cabeza en la congregación. La obediencia es necesaria y vital en la vida y comportamiento de los profetas, como todo creyente debe también obedecer. Esa obediencia debe ser en lo humano y también en lo puramente divino. La obediencia del profeta debe ser tanto a las personas que corresponda, como a la palabra de Dios. El profeta se contará como desobediente y será descalificado, cuando en espíritu de rebelión se levante contra el verdadero siervo de Dios, que está al frente, que ha sido puesto por Dios para administrar el evangelio.
La rebelión y franca desobediencia, pone de manifiesto un espíritu ajeno al del Espíritu de Dios. Los que ejercen el ministerio de profecía, deben ser mansos y modelos para los demás, en la fiel vivencia de Cristo. Peor aun cuando los profetas de la iglesia son contenciosos y destruyen lo mismo que ello han comenzado edificar.
La congregación quiere creer a Dios y oír a los profetas hablando por el Espíritu Santo, pero quieren ver también la buena conducta de los profetas como ministros de Dios. No puede ser profeta y llevar una vida mundana y libertina. Un profeta o ministro de Dios no puede ser de boca sucia, no puede usar un lenguaje soez, impúdico o hiriente contra sus Hermanos, no debe ser calumniador ni bebedor de vino, conforme al modelo bíblico debe sujetarse a la palabra de Dios, y aún más, si hubiere otra cosa que no esté mencionada en la palabra de Dios, también deberá proponerse dejarla con el fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
El ministerio de profecía es el más importante de todos, pero es mucho más importante aún agradar a Dios, con una vida intachable delante de los hombres. El comportamiento en la vida Santa, es el que más glorifica Dios, más que hablar en lengua y dar profecías. La falta de estas cosas será motivo, para poner en duda los mensajes dados a la iglesia y a las personas II Timoteo 2:21.
La falta de amor a Dios y a su prójimo descalifica no solamente al común de todos los fieles en la iglesia sino también a los ministros. Sin amor no hay salvación y lógicamente tampoco hay verdadera profecía. I Corintios 13:2. Cada ministro por sí mismo debe revisar su vida y la experiencia inicial, como asimismo debe revisar lo que estaba ministrando, para saber si está realmente en Dios y conforme a la palabra de Dios. Esta recomendación la hace el apóstol Pablo para bien de todos los fieles. I Timoteo 4:6-16.
Debemos de revisar nuestra experiencia de salvación y nuestro ministerio desplegado, para saber si somos realmente salvados y si estamos desempeñando un ministerio respaldado ciento por ciento por el poder de Dios. No debemos olvidar a este respecto la regla de Jesús. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos. Y añade aun el Señor, muchos me dirán en aquel día: ¿no profetizamos en tu nombre? Entonces les declarare, nunca os conocí, apartaos de mí, obradores de iniquidad. Mateo 7:21-23. De estos textos deducimos que no es profeta el que se hace sí mismo o el que lo establecen los hombres, sino el que ha sido establecido de Dios.
No es que en este estudio queramos negar el ministerio de profecía, sino porque creemos en él es que decimos esto, pero queremos verdaderos profetas y no falsos. Pienso que tenemos derecho de oír la palabra del Espíritu Santo, por boca de quienes realmente honren a Jesús y le amen. Es más importante ser salvó, amar a Dios en cumplimiento al más sublime de los mandamientos, que dar profecías y estar fuera de concierto de los llamados de Dios. II Corintios 13:5. La palabra reprobados usada aquí, es la palabra clave en este texto y en la doctrina que estamos exponiendo. La palabra reprobado o desechado, tiene un significado trágico y que nos hace estremecer al leerla y pensar en ella, pero es una palabra necesaria y que está inclinada a nuestro favor, ella nos despierta para revisar, nuestra experiencia con la salvación de Dios. Ella nos despierta para revisar nuestro ministerio que estamos desempeñando. Pablo dice que todos corren en un estadio, pero el que lleva el premio es el que corre legítimamente. Debemos revisar nuestra vivencia en Cristo, no sea que también estemos corriendo ilegítimamente. II Timoteo 2:5.
El falso creyente es conocido porque siempre está esquivando el cumplimiento del deber más estricto. Siempre esta clase de creyentes quieren escabullirse de sus deberes y obligaciones delante de Dios. Incluso muchos de ellos dicen, que no hay que ser tan fanático, otros también dicen: es mucho y resulta muy pesado, hay que tener misericordia hacia los demás.
En cambio el creyente fiel y verdadero, después que han logrado poner su vida en perfecta armonía con las demandadas de la justicia del evangelio, anda buscando alguna cosa más en que él pudiera agradar a su Señor. Esta clase de creyente actúan sin que se les diga, eso y mucho más hará y si alguna cosa está mal, ellos mismos sacan de su vida o de su casa lo que no conviene tener. Su propia conciencia y buen criterio les da testimonio, de lo que conviene y de lo que no conviene. Eso sin contar el testimonio del mismo Espíritu Santo dentro de ellos, esto es, cuando son salvados de verdad. El verdadero salvado está feliz cada vez que hizo algo que agrada a su Señor. Para el verdadero salvado los mandamientos de Dios no son penosos, sino al contrario, son deleitables vivir. I Juan 5:3. Salmo 1:2; 112:1. ; 119:24,77, 92.
El falso creyente es conocido como rezongón, siempre está rezongando por el cumplimiento de sus obligaciones, que le resultan ser gravosas y pesada carga. En cambio el verdadero salvado va cantando por su camino y ni siquiera es consciente del cumplimiento de sus deberes y casi siempre no echa de ver que son muy numerosos, y siempre le parecen pocos, porque el camino de salvación es tan deleitable que no siente como carga sus deberes, como los que no son salvos. La salvación no la tiene el que mucho habla, sino más bien el que mucho hace. El hacer la voluntad del Padre es prueba de salvación, más que la charla nociva cuando es excesiva.
PASTORES
¿Qué es un Pastor en el sentido bíblico? Un pastor según la palabra de Dios, es un elegido de Dios para desempeñar el cargo con vocación predestinada. Un pastor es un creyente que está puesto al frente del rebaño de Cristo, para ministrar las misericordias de Dios, sobre el pueblo redimido.
Un pastor, está puesto para vigilar, cuidar, enseñar, guiar, disciplinar y velar por el bien del rebaño de Cristo en la tierra. El pastor va delante de su rebaño y no detrás. La grandeza del pastor radica en su fidelidad y no es el título que ostenta. No es un verdadero pastor el que se hace así mismo, si no el que ha sido designado del mismo dueño del rebaño.
El verdadero pastor es el que pastorea ovejas de Dios. Cristo tiene ovejas y son conocidas porque oyen la voz de su Señor. Ellas saben conocer al verdadero pastor y huyen del falso. Juan 10:27.
La palabra de Dios menciona tres clases de pastores, los verdaderos, los falsos y los malos pastores. A todos ellos Dios tiene en cuenta para dar su debida recompensa según fuere su comportamiento. Incluso hay una corona prometida para los verdaderos pastores. I Pedro 5:4. A los fieles pastores les será entregada su corona por el mismo Príncipe de los pastores en persona.
Hay pastores y por sobre ellos está el gran pastor y Obispo de su rebaño. Todos y sin dudas le aman y le siguen, como él dijo en Juan 10:3,4.
Obispos son también los pastores. La palabra Obispo significa, epíscopus en griego, y se refiere al que vigila. Hechos 20:28. Filipenses 1:1. Significa al pastor de una iglesia local. Este término equivale también a presbítero o anciano. I Timoteo 5:17. I Pedro 5:1,2.
El Pastorado no es una carrera profesional con propósito de subsistencia pecuniaria. El pastor no es Señoreador a la manera de los hombres. El pastor va delante de su rebaño con el fin de ser el desechado de la Grey. I Pedro 5:3,4. El pastor debe ser el mejor de entre los fieles de la iglesia y no el peor o mediocre. I Timoteo 3:1-7.
MAESTROS
Maestro en el sentido bíblico, es uno que está puesto por Dios para enseñar a la grey de Dios. El maestro es también un Hermano preparado y llamado de Dios al tiempo debido para que asuma tal alto cargo en favor de Dios y de sus redimidos.
El maestro debe de tener cualidades naturales básicas para el buen desempeño de esta vocación divina. Esas capacidades naturales deben ser, una buena memoria, un anhelo extraordinario para aprenden las cosas del reino de los cielos, una ambición e incansable búsqueda de los conocimientos y de las sabiduría divina en gran escala y no poca; el maestro debe tener otra cualidad natural, la perseverancia y el constante afán de superación; debe además, tener presente que asume la más alta jerarquía en el campo de la didáctica; deberá ser modesto, deberá tener conceptos claros respecto de lo que entiende y saberlo exponer en el instante dado; deberá ser esclavo de la Biblia como la fuente única de información divina para el saber de la salvación de Dios.
El maestro para el desempeño correcto de su vocación debe tener fe, y sobre esa fe y no confiado en sí mismo debe actuar en la enseñanza guiado por el Espíritu Santo y en armonía perfecta con el espíritu del creyente.
El maestro como enseñador de las cosas divinas debe basarse exclusivamente en las enseñanzas de la palabra divina y no en otra fuente de sabiduría terrenal ni conceptos propios y egoístas.
El maestro debe saber y no olvidar que se trata de dirigir a las almas en su destino eterno. El maestro será premiado por su buen trabajo y será castigado por su mala actuación respecto de su vocación. Delito doble será enseñar mal y guiar mal a los creyentes en cuanto a los conocimientos divinos. Pisotea y desvirtúa la palabra de Dios y luego pierde a las almas. Primeramente el maestro debe saber respetar las doctrinas fundamentales y menores, tal cual están en las páginas sagradas. Muchos maestro han cedido a la doble tentación, cual es, desviar el curso de una línea de enseñanza porque ellos no la entienden. La otra tentación y vicio, es la de conformar la enseñanza según su opinión personal y su estado espiritual propio.